Todo poeta, todo escritor, todo artista es falible y desigual
a lo largo de su creación. La altura de su designio, de su propósito y el
acercamiento o la posesión de meta es la única tabla de estimación posible. Y
también, aunque esto sea menos definitorio, la fecundidad y la frecuencia de
sus aciertos o de sus flechas que erraron el blanco.

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