dimecres, 16 de desembre del 2015

MIRÓ CONTRA EL PARÀGRAF


Ja el 1911, Gabriel Miró havia escrit un article on rebutjava la idea vuitcentista que prenia el paràgraf com a unitat de sentit literari per excel·lència. Contra el paràgraf, Miró hi oposa els mots mateixos. El fet en si de pronunciar un mot engega un procés de records en cadena que brollen de la representació d'aquell mot. D'aquesta manera la paraula "uña", en "Don Marcelino y mi profeta", fa venir present al narrador la imatge del seu mestre, que tenia una ungla de llargària conspicua. Aquest element, el mot i la representació de "uña", esperona el record i, al mateix temps, fa avançar la seqüència narrativa; i, en desaparèixer, hi posa punt-i-prou, com s'esdevé al mateix relat quan el narrador recorda que el seu mestre es va trencar l'ungla en qüestió. Amb l'ungla trencada, s'esvaeix també el procés narratiu. Els mots, doncs, actuen a manera d'esperons del passat.

(Frederic Barberà)

LA IDEA DE CONFUSIÓN EN LARRA


Para expresar su visión del mundo como confusión, Larra utiliza la "enumeración caótica", yuxtaponiendo elementos heterogéneos con el propósito de que la disparidad de éstos sugiera la idea de confusión. Asimismo, la palabra “confusión” se repite en todos sus artículos. Pero, además, hay un ejemplo donde esa idea de confusión se deduce. Se trata del artículo "La diligencia"; en él Larra describe la galería de tipos que viajan en ella. Estas figuras forman un conjunto lleno de movimiento dentro de una diligencia que conduce a la confusión y el maremágnum, como una "representación perfecta" de la sociedad o de la vida.

EL COSTUMBRISMO DE LARRA


Larra suele figurar junto a los escritores costumbristas en los manuales de literatura, pero esta adscripción debe matizarse cuando se consideran las características del costumbrismo de este autor. Tanto Mesonero Romanos como Estébanez Calderón entendían el costumbrismo como la descripción de los ambientes pintorescos y populares y el retrato divertido e ingenioso de unos tipos peculiares. Estos escritores se limitaban a observar la realidad y a reflejarla. En cambio, en Larra lo costumbrista es el vehículo para conducir al lector a la reflexión y para llevar a cabo una crítica comprometida y constructiva. Satiriza los defectos comunes, personales y sociales a un tiempo. Fustiga el sistema educativo en el artículo "La educación de entonces", el sistema penitenciario en "Un reo de muerte" y denuncia la lentitud endémica de la burocracia en "Vuelva usted mañana".

dimarts, 15 de desembre del 2015

LA INDEPENDENCIA ABSOLUTA DE LARRA


Para Larra el periodismo era la modernidad inexcusable ("un libro es a un periódico lo que un carromato a una diligencia") y, simultáneamente, la fórmula de salvaguardia de su independencia personal, tanto en el orden económico como en el plano moral y político. Larra alardeó insistentemente de su independencia absoluta: "no atenido a sueldos ni a voluntades ajenas, sino periodista para mí y ante mí" escribe en 1835; "independiente siempre en mis opiniones, sin pertenecer a ningún partido de los que miserablemente nos dividen, no ambicionando ni de un Ministerio ni de otro ninguna especie de destino" son las palabras con las que Larra inicia una carta que publicó en mayo de 1836.

LA NOCHEBUENA DE 1836


"La Nochebuena de 1836" es una amarga confesión de Larra sobre su lamentable estado. Veía cerrados todos los caminos: el político, porque si bien obtuvo el acta de diputado por Ávila en las elecciones de julio de 1836, éstas fueron anuladas por el Motín de la Granja; el literario, al ser acusado de venderse por dinero cuando firmó contratos con los periódicos de la oposición y el personal, con la ruptura de una relación amorosa con Dolores Armijo, una mujer casada. Larra puso fin a su vida de un disparo el 15 de febrero de 1837; tenía entonces 28 años.

VENTAJAS DE LAS COSAS A MEDIO HACER


En el artículo "Ventajas de las cosas a medio hacer" (1834), Larra dice que en España las cosas decisivas nunca se hacen radicalmente, es decir, de una vez para siempre. De ahí ese eterno tejer y destejer, ese permanente viaje del liberalismo al absolutismo, del absolutismo al liberalismo, sin que en realidad cambien las estructuras. En España nada pasa de moda, nada se transforma, nada envejece, porque nada vive.